Candidaturas y pasiones judiciales

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LA VOZ DE JALISCOELECCIÓN JUDICIAL 2025

Mónica Calles Miramontes

Candidaturas y pasiones judiciales

“Hay que alejar al Poder Judicial de la política y no arrojarlo al fondo de ella, para que resulte un juguete de las pasiones”. Así se defendía la autonomía e independencia del Poder Judicial en el Teatro Iturbide una noche de 1917, justo cuando el Congreso Constituyente redactaba la Constitución que hoy rige en nuestro país.

La elección por voto popular de jueces es una idea vieja y nada tiene de innovadora. Se discutió en México hace más de un siglo.

Entonces los congresistas tuvieron una discusión responsable, argumentada y con una visión de Estado, poniendo en el centro a la justicia y las bases de una República. Más de cien años después, el órgano reformador de la Constitución complació el capricho de un hombre empeñado en concentrar el poder absoluto y arrojó al fondo de la política al Poder Judicial.

Hace más de un siglo los constituyentes expresaron advertencias fundadas para alejar la función judicial de la política, de las multitudes y de las presiones ideológicas de los partidos.

Pareciera que esas advertencias, surgidas hace más de cien años, en realidad eran profecías que hoy se cumplen letra por letra.

Bastaron las primeras horas del arranque de las campañas judiciales para que, las pasiones políticas que advertían los constituyentes invadieran a abogados, abogadas y juzgadores quienes, con sus pantomimas, empezaron a degradar la noble labor de la abogacía. Todo por un mezquino afán de lograr popularidad y seguidores que puedan votar por ellos.

Las redes sociales se han llenado de mensajes vanos, en donde vemos a abogados y jueces que cambiaron la venerada toga por un chaleco guinda, como uniforme de la complacencia y sumisión al poder político.

Utilizan frases como “bienestar”, “transformación”, “primero el pueblo” y cualquiera que pueda identificarlos o dar la percepción que son adeptos al oficialismo.

No faltan los que, valiéndose del desconocimiento de la población, realizan promesas de lo que simplemente no está a su alcance; porque construyen discursos sobre acciones que distan mucho de las funciones del Poder Judicial.

Hablan los candidatos políticos, más no los abogados. No ofrecen imparcialidad, ni de la protección contra abusos del poder público, tampoco prometen que protegerán al desamparado aun si una multitud se opone; nadie toca los problemas reales de la justicia en México, y mucho menos hay pronunciamientos sobre situaciones importantes que aquejan al país.

Claramente las candidaturas, en su mayoría, no quieren incomodar al oficialismo, sino mostrarse como parte de él.

Lo que se está viendo, sin duda, es la antesala del anunciado sometimiento del Poder Judicial. Más temprano que tarde se verán las graves consecuencias.

La realidad es que, la justicia no puede concebirse sin autonomía e imparcialidad. La justicia no puede existir si quienes se encargan de esa función están más interesados en mantener popularidad o la aprobación de sus potenciales votantes.

Hoy, el oficialismo arrojó al Poder Judicial al fondo de la política y de la forma más ruin.

Por su parte, los candidatos muestran sumisión donde tendría que imperar la rectitud de la conciencia; en palabras de Ángel Ossorio, han sustituido la toga por el bufonesco traje del arlequín.