El colapso del sistema de salud en México

LA VOZ DE JALISCOTEMAS SOCIALES

Mónica Calles Miramontes

El colapso del sistema de salud en México

En un zócalo lleno de acarreados con recursos públicos y de funcionarios públicos obligados a ir, con toda desfachatez la presidenta Claudia Sheinbaum transforma su criminal negligencia del sistema de salud en propaganda.

Mientras ella fanfarronea con un 90% de abasto de medicamentos, la realidad golpea en la cara a miles de familias mexicanas que sufren perdidas por las carencias del sistema de salud.

Fueron varios médicos del IMSS los que indignados me platicaron del desastre. Ellos tienen que luchar no solo contra la enfermedad, sino contra la indolencia del gobierno, que frecuentemente los pone en el dilema de romper sus protocolos o dejar morir.

Una doctora del IMSS me dijo: “Tenemos tres semanas sin estudios de laboratorios y decenas de pacientes que requieren cirugías urgentes, necesitamos saber si están infectados, requieren transfusiones, es indispensable conocer si tienen otro padecimiento. Lo que se nos pide es dar un manejo a ciegas. ¡Es frustrante!”

Me expresó que el desabasto de medicamentos y vacunas sigue siendo alarmante, que lo que está ocurriendo no se había visto antes. Contrariada me explica que han quitado medicamentos del cuadro básico, algunos los han sustituido por otros de baja calidad, o bien, por unos más baratos que no tienen los componentes que se necesitan.

De esta forma, generan la apariencia de que hay un mayor abasto, cuando solo es un espejismo formado de la negligencia del gobierno.

En otro hospital del IMSS platiqué con una especialista, no pudo disimular su angustia cuando me dijo que les falta instrumental y equipo.

Me cuenta de casos en que, ante las carencias del sistema de salud, se ha perdido tiempo valioso en pacientes que terminan iniciando tratamientos cuando ya es muy tarde.

En un hospital de tercer nivel me confirman estos problemas. Me explican el caso de un medicamento que sirve para tratar infecciones por hongos. Ese medicamento tiene dos presentaciones con distintos costos; el más barato causa daño renal y, pese a ello, es el único disponible, y se sigue administrando (con ajuste de dosis), aunque ya exista daño en los riñones, causando riesgo de muerte o comorbilidades.

Esta es la realidad de nuestro sistema de salud. La de un país en donde de 2020 a la fecha la decadencia de los servicios de salud y el desabasto de medicamentos ha dejado cientos de miles de fallecidos; personas a quienes se les negó la oportunidad de luchar.

Una realidad en donde la batalla no es solo contra la enfermedad es contra la indolencia del gobierno.