EL RECUENTO DE LOS DAÑOS: CRISIS EN LA ORGANIZACIÓN DE LA ELECCIÓN JUDICIAL

LA VOZ DE JALISCOELECCIÓN JUDICIAL 2025

Mónica Calles Miramontes

EL RECUENTO DE LOS DAÑOS: CRISIS EN LA ORGANIZACIÓN DE LA ELECCIÓN JUDICIAL

Cada paso en la organización de la elección judicial solo demuestra lo que tanto se cuestionó desde un inicio: la reforma judicial fue y sigue siendo una aberración que nunca ha tenido como finalidad mejorar el sistema de justicia, sino su sometimiento.

No hubo diagnóstico, no hubo estudio, no hubo análisis, no cambiaron una coma.

Así, plasmaron en la Constitución una serie de ocurrencias. Legislaron sin el más mínimo sentido de responsabilidad y congruencia. Fue el poder por el poder.

La organización de la elección judicial confirma lo que era evidente: el INE no está en posibilidad de organizar una elección auténtica y confiable.

Durante tres décadas el INE (antes IFE) consolidó una serie de mecanismos que han sido indispensables para blindar la calidad de los procesos electorales y organizar ejercicios democráticos confiables para la ciudadanía, construyó así la cadena de confianza.

La cadena de confianza son los eslabones que entrelazados configuran una fortaleza que garantizan la autenticidad electoral, la integridad electoral y confianza ciudadana.

En la cadena de confianza podemos encontrar elementos como: el adecuado presupuesto, el padrón electoral, la fiscalización, materiales electorales de seguridad, la vigilancia de las casillas, cómputo ciudadano y resultados electorales el día de la elección, entre otros.

A pesar de que estos estándares de integridad electoral están establecidos en la ley, muchos de ellos simplemente han sido eliminados para la elección judicial, ya sea porque el INE ha considerado inviable su operación o por la falta de presupuesto.

Esto está generando una inconcebible merma en la calidad de la elección que el INE organiza; podemos enunciar algunos de los daños que ya son irreparables:

  • Casillas insuficientes. Las casillas contempladas para la elección judicial ni siquiera llegan a la mitad de las que se han instalado para otras elecciones.

    El INE pretende instalar 83,997 casillas seccionales; mientras que en la pasada elección federal (2024) se instalaron más de 170 mil casillas.

  • Un ciudadano un voto, no más. Las boletas electorales rompen con el principio democrático de “un ciudadano, un voto”; estas boletas contendrán varios cargos, distintas especialidades, muchos votos; y, por si fuera poco, el INE ni siquiera ha sabido distinguir cargos diametralmente distintos (por mencionar solo un ejemplo, los Tribunales Colegiados de Apelación y los Tribunales Colegiados de Circuito).

  • No habrá vigilancia en las casillas. Normalmente es una función a cargo de representes de partidos políticos, observadores electorales y visitantes extranjeros; sin embargo, dado que en esta elección no participan partidos políticos, esta actividad quedó descubierta.

    Cabe destacar que, solo se han registrado 725 solicitudes de observadores electorales (hasta el 25 de marzo), evidentemente es imposible la vigilancia de más de 80 mil casillas.

  • Nuestros vecinos no contarán los votos. Algo que ha generado gran alarma y crítica es que nuestros vecinos, familiares o amigos no serán quienes contarán los votos. Por décadas ha sido una garantía de confianza y transparencia electoral; sin embargo, pese a estar en la ley, no se va a cumplir. El conteo de votos quedará a cargo de los órganos del INE.

  • Conocimiento anticipado de funcionarios que contarán los votos. El hecho de que nuestros vecinos fueran funcionarios electorales por un día y contaran los votos, no solo ha sido una garantía de confianza ciudadana; también ha tenido como propósito evitar que los actores políticos conozcan con anticipación quiénes son los funcionarios que contarán los votos.

    Este mecanismo busca evitar injerencias o presiones sobre las personas encargadas de contar votos; pero no lo tendremos.

    No se trata de tener o no buena fe, sino de las garantías de certeza y transparencia que se forjaron por décadas y hoy están arrebatando a la ciudadanía.

  • Boletas sobrantes no serán canceladas. Otra decisión del INE que solo ha contribuido a acrecentar el enrarecido clima electoral es que las boletas sobrantes no serán canceladas; una práctica cuya finalidad ha sido evitar que las boletas puedan ser utilizadas para rellenar urnas.

  • Sin resultados electorales el día de la elección. Para la elección judicial no habrá un Programa de Resultados Preliminares (PREP) ni conteo rápido, por lo que no vamos a conocer resultados la noche de la elección.

  • Galimatías de la fiscalización. En esta elección no está permitido el financiamiento público, ni el financiamiento privado. El financiamiento de las campañas correrá a cargo del patrimonio personal de cada candidato o candidata; sobre esto no hay reglas claras, ni mecanismos eficaces para evitar el financiamiento ilícito, del crimen organizado o proveniente de la propia función pública.

  • Elección no informada. El derecho a la información es una base democrática. Estamos frente a una elección inédita y con un profundo desconocimiento de la población sobre las funciones del Poder Judicial y su estructura.

    No obstante, la premura con que se organiza la elección, la falta de presupuesto y las irracionales reglas solo nos están llevando a la elección más desinformada de la historia.

    Asumir que la información se cubrirá por redes sociales y plataformas digitales, simplemente es un acto de discriminación.

  • Discriminación. Retroceso en el ejercicio de derechos humanos. Los mexicanos residentes en el extranjero no podrán votar y el avance del voto para ciudadanos en prisión preventiva simplemente será letra muerta.

Estos son solo algunos eslabones de la cadena de confianza que se han quebrantado, entre decisiones del INE y del Tribunal Electoral (TEPJF). Podrán tener mil excusas, pero lo cierto es que, no hay justificación para que se organice una elección sin los estándares de calidad necesarios y que por tres décadas blindaron a nuestro sistema electoral.

Como dice la canción, en el recuento de los daños…, son incalculables e irreparables. Hay demasiada destrucción.

Así, en el recuento de los daños vemos a un INE que sepulta su historia, su prestigio y su obligación de organizar elecciones libres y auténticas.

¡Pierde la sociedad, pierde la democracia y pierde México!