Elección Judicial: ni ciudadanas ni confiables

LA VOZ DE JALISCOELECCIÓN JUDICIAL 2025

Mónica Calles Miramontes

Elección Judicial: ni ciudadanas ni confiables

Nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido. ¿A qué viene esto? El siglo pasado estuvo caracterizado por la falta de credibilidad de las elecciones. Durante setenta años tuvimos un partido hegemónico y el gobierno era el encargado de organizar los comicios. Por supuesto, nadie confiaba.

Fue una gran lucha social, que trajo consigo momentos de crisis política y económica, lo que llevó a forjar grandes cambios en el sistema electoral mexicano.

En efecto, después de las cuestionadas elecciones de 1988 fue necesario construir un sistema electoral capaz de atender los reclamos sociales y la construcción de una auténtica democracia, donde la alternancia en el poder, de manera real, pudiera ser decidida por la ciudadanía.

Entre 1990 y 1996 en el sistema electoral se forjaron diversos mecanismos que permitieran transparentar las elecciones, dando confianza, integridad y confiabilidad en organización de elecciones y sus resultados.

Una medida importante, que se convirtió en un emblema de nuestro sistema electoral, ha sido que el día de la jornada electoral las actividades más relevantes en una elección quedan en manos de la ciudadanía que integra las mesas directivas de casilla.

Ese día −y solo ese día− nuestros familiares, amigos y vecinos se erigen en la autoridad electoral. Les corresponde recibir y contar los votos, llenar las actas y fijar al exterior de cada casilla el cartel o sábana con los resultados electorales. Por supuesto, todo mundo confía en los resultados, porque confían en las personas que integran las casillas. Lo que reporta después el INE puede ser contrastado con los resultados que informaron nuestros vecinos.

Esa actividad llevada a cabo por la ciudadanía no requiere de especialización o profesionalización en la materia. Nuestros conocidos son la autoridad electoral el día de los comicios y ello ha sido la auténtica ciudadanización de las elecciones.

En elección judicial esto no será así. El INE decidió que los votos no serán contados por los ciudadanos que integrarán las mesas directivas de casilla, su función se reducirá a una mera operatividad. La decisión fue validada por el Tribunal Electoral (TEPJF) por la típica mayoría de los tres magistrados afines al oficialismo.

Con la antidemocrática y des-ciudadanizada sentencia se rompen treinta años de historia.

No es que las reglas no puedan cambiarse, pero cuando se cambia algo que ha funcionado tan bien y que se volvió un sello de transparencia y confianza en el sistema electoral, lo mínimo que se esperaría serían razones y argumentos que permitan evidenciar que lo que ofrecen es mejor, más transparente y confiable.

Sin embargo, nada más alejado de eso. Eliminaron el conteo de votos que se realizaba en las casillas el día de la jornada electoral, por un largo y tortuoso conteo en los trescientos Consejos Distritales del INE, que llevará un estimado de diez días, y que terminará con un conteo nacional quince días después de la jornada.

Ahora el INE y el TEPJF justifican este cambio diciendo que “los Consejos Distritales también son órganos ciudadanos”; empero, esto es una verdad a medias, sino es que una mentira completa.

Los Consejos Distritales son autoridades electorales que funcionan durante los procesos electorales, que tienen diversas facultades establecidas en ley para ser ejercidas durante los meses en que se organiza la elección. Están conformados por personas que han sido designadas después de un procedimiento y también por funcionarios públicos que pertenecen a la estructura del INE.

Al sustituir el conteo de votos que se debería hacer en las casillas por el conteo de votos en Consejos Distritales no estamos hablando de órganos similares. Tampoco se preserva la ciudadanización en los aspectos que otorgan mayor confiabilidad y transparencia, como es el hecho de que son nuestros vecinos quienes cuenten los votos, dando resultados electorales con inmediatez.

Esa ha sido la crítica hacia este nuevo modelo para la elección judicial. A ello hay que agregar el hecho de que el día de la jornada electoral las boletas sobrantes no van a ser inutilizadas o canceladas como normalmente ocurría; lo cual solo hace que el clima de desconfianza e incertidumbre crezca. Cabe recordar que, la cancelación de boletas ha sido una medida que ha existido para brindar transparencia y confianza, porque evita que sean usadas indebidamente con el propósito de rellenar urnas como si fueran votos válidos.

Para dar más justificaciones a todo, el INE hoy dice que la vigilancia de los cómputos la brindarán los observadores electorales, quienes podrán presenciar los cómputos. Otra verdad menos que a medias, porque el INE pretende instalar 83,997 casillas seccionales, mientras que las solicitudes de acreditación de observadores electorales apenas superan las 300 (a menos de 80 días de la jornada electoral). El chiste se cuenta solo.

Es un mal augurio que el INE ni siquiera pueda justificar estos cambios, y que salgan a difundir mentiras o verdades a medias para que la ciudadanía crea que se contará con mecanismos de transparencia y confiabilidad de las elecciones.

Esto solo deja claro que, en adelante, el INE está dispuesto a organizar elecciones que rompan no solo una tradición, sino una historia democrática.

Sin duda nadie sabe lo que tiene, hasta que lo ve perdido.